viernes, octubre 17

El fin de la Soledad


En una noche como esta tu me elegiste, ¿por qué a mi?, ¿a caso no te aclama alguien más?... tu me miras, sonríes y acaricias mi pelo. Tantos te han buscado y no saben cómo encontrarte; en la radiante luz del día y en la tranquilidad de la noche; te ofrendan llantos del alma y un racimo de mentiras, ¿no es a caso ese tu conjuro?... tu tan solo agachas la mirada y me acaricias.
Me abrazas cuando tú quieres, ocupas mi mente a toda hora, marchitas mi alma y opacas mi corazón haciéndolo parecer más pequeño aún.
Si comienzo a reír, te invaden los celos; si un as de luz toca mi alma, te enfadas; si algo hace ruido tus manos se apoyan en mis oídos, si quiero hablar, me besas. Me abrigas en Enero y en los vientos de Julio me desnudas; te alimentas del veneno en mi espalda y bebes de mis pupilas, ¿es a caso un martirio?... tu suspiras, sonríes y me besas, ¿o simplemente amor?... te recuestas en mi pecho y suspiras.
¿Qué debo hacer para que te alejes? Las estrellas comienzan a dormirse y su emperatriz se ha marchado, ¿debo perecer?... tu mano apaga mis ojos y bajo mis sábanas suspiramos en la hora suprema… y nos extinguimos.


A. C. Alemm

2 comentarios:

Anónimo dijo...

una confusion casi insoportable me aturde, no tengo las certezas... pareciera encontrar descanzo solo en el silencio, y termino escondiendome en el necio fingir que no duele, que nada ha pasado
que solo fuimos victimas del deseo
solo por no mirarnos a los ojos...

(no woman no cry, dont shed no tears)

sobaco de cobra dijo...

que lindo que estes estas palabras
colibri
vi el tigre azul enla zorraquin