miércoles, octubre 15

Pedro Casariego Córdoba











Nuestras palabras




nos impiden hablar.




Parecía imposible.




Nuestras propias palabras.




<<En cierto sentido todas las vidas son una misma cosa, ya que cada vida es una cuerda.Pero unas cuerdas sirven para saltar a la comba y otras para ahorcarse con ellas>>




y aquí entre dos calmas




lejos del cementerio




abro un libro de silencios




por la página de tu espalda




y encuentro la palabra alegría




y la palabra alegría lleva acento




y yo se lo quito




y te lo pongo en la nuca





Poemas encadenados (1977-1987)Editorial Seix Barral. 2003








¿Dónde está la fruta




para nosotros los débiles?




Caen las naranjas




siempre en otras manos




¿por nuestra culpa, madre,




todos esos gajos desprendidos?




Redobla la sangre




en los huertos de abajo




y hay cascadas amarillas




en los bosques de arriba




¡No hay culpa,sólo hay herida!




Cristales antibalas los de nuestras gafas




¡guerras hay en todos nuestros ojos!




¡Porque no sabemos mirar,




porque no sabemos mirar




como miráis las madres!




¿Es la fiebre del egoísmo




lo que atenaza nuestros corazones?




¿Hay todavía en nosotros




una espiga de trigo?




Traen los cielos una hoz de tormentatra




en los ciervos la despedida




¡Fuertes son los que aman a los débiles!




¡Débiles somos los amados por los fuertes!




Y la única misiónes salvar a las madres!








(para mi madre 23 diciembre 1992 –manuscrito–)




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