La espera
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Ella espera que él recoja sus magnolias
y gira en la verde hierba de la cama.
Sabe que en el sueño de su sueño
su hermoso lirio volverá como la noche,
acaso su viaje termine al final del invierno.
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Ella saca de su manga un abanico redondo como la luna,
lo agita en suave briza para apaciguar los vientos.
Siempre teme que el frio de la nieve se seque
y borre las llamas de los pasos del regreso.
Al ponerse el sol, ella se sienta junto a la ventana,
el brazal de jade declara el tamaño de su ternura.
Dulce amor que sopla en las flautas de Chiang nan,
mañana las abejas libarán las corolas de las flores.
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El invierno muere y con él muere la espera.
Las magnolias del peinado se esfuman en los pliegues del vestido.
Ella descorre las telas del lecho vacío y espera otro amanecer.
En el jardín no florecerán las orquídeas, las libélulas agonizan.
Una mujer vieja, un dulce amor segado
a mitad de camino.
Karina Sacerdote
miércoles, noviembre 5
pastoreando letras
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