martes, octubre 21

Cuando Se Vive Al Borde y otros poemas de Washington Benavides



Cuando se vive al borde
de una ciudad de conmovidas piedras

-a la que obviaron un destino
de naufragio y ceguera

y el invierno -que agobia oscuramente-

es la pared de su verdín cubierta,

no es fácil Garcilaso

ni la Egloga;
-aún el helado visitante filtra

su humor entre las piedras-mírenlo

-alumnos de poesía- y miren

el vaticinio de las quemas…
No es fácil ver

cuando la calle llega

con sus volados árboles y muros

y entre hojas y lágrimas nos ciega.

Ni enviar un ramo de palabras tristes

cuando la carta obstina

en barajar sus fechas…


De “Poemas de la ciega” 1968



DEL TERCER MILENIO: SONETO
DESGARRADO.



Almuerzo de trabajo con los dueños,

con politólogos, con empresarios.

negra bandera, huesos de corsarios,

ondea en la vigilia y en los sueños.


No habrá albergue ni templo ni un asilo.

Como barquitos contra la escollera,

tus hijos no abandonan la pollera.

La madre sabe que penden de un hilo.


¿Qué harás con campo y sin la maquinaria,

con la fruta caída en la tormenta,

paria en cualquier lugar y sólo paria...?


Quiero el salto del agua, no remansos;

ser uno más en los asentamientos.



Quiero la santa furia de los mansos.





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