La realidad de las comunidades charrúas de Entre Ríos no difiere a la del resto de las personas en situación de pobreza del país, pero con el agravante de que hoy están volviendo a palpar el genocidio y las matanzas sufridas a causa de los desalojos.
«El proceso de desposesión forzada del territorio nos golpea duro», advierte Marcelo Luna, de
Hay -dice- no sólo necesidades económicas, sanitarias y alimenticias sino materiales y simbólicas, unas tan importantes como las otras porque «para nosotros en el mundo indígena no existe ningún elemento separado del todo que es nuestra Madre Tierra, nuestras Onkaiujmar en Charrúa».
COMIDA Y COMUNIÓN. «Para nosotros es muy importante la dimensión espiritual. Cada acto es sagrado. Comer no significa llenar nuestro estómago sino comulgar con nuestra Madre Tierra, porque la vida es sagrada», remarca Luna.
En materia de salud, algunas comunidades indígenas de Entre Ríos están sufriendo a cielo abierto los agravantes de la fumigación.
A modo de ejemplo, en la comunidad Hue Guidai Bera, de la ciudad de Maciá, en el departamento Tala, hay 30 chicos con manchas y granos en sus cuerpos, producto de los agroquímicos, según Luna. Sin embargo, en los hospitales y centros de salud de la región «les dicen que es otra cosa, que no son los agroquímicos y les dan cualquier remedio contra las alergias».
SUFRIR
Aunque la mayor de ellas es, a la luz de todos los entrevistados, los desmontes, la usurpación de tierras y el consecuente despojo.
«Los pueblos indígenas sabemos lo que es sufrir la globalización», advierte Luna.
Y detalla: «La primera fue en 1492 cuando nos invadieron desde Europa, momento en que intervienen dos elementos: uno material, un impresionante dispositivo bélico producto de ocho siglos de enfrentamiento con los moros que habían ocupado
RECOLONIZACIÓN. La segunda globalización -afirma el integrante de
«Así que la vivimos resistiéndola», confiesa al tiempo que pone especial énfasis en explicar por qué nunca congregarán con la cultura occidental.
En ella, sostiene, «todo se vende; lo más sagrado es el dinero y la acumulacion de bienes en forma ilimitada. Una cultura que tiene un gran desprecio por la vida, porque ha perdido el sentido de totalidad del cosmos y sus criaturas».
informacion sacada del diario El Heraldo, Concordia.
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