ATROZ EXTERMINIO DE FAUNA AUTÓCTONA
Hallan 30 mil aves envenenadas en un campo de la ciudad de Gualeguaychú.Habrían sido literalmente exterminadas con cebos envenenados. Las aves fueron encontradas en un radio de treinta hectáreas. La investigaciones fueron iniciadas a partir de la denuncia que realizó un vecino del lugar a principios de este mes.
Un vecino, que transitaba desde su campo hacia la ciudad, encontró a tres kilómetros del lugar en cuestión, una cantidad importante de aves muertas (16 palomas y 2 cardenales de copete colorado). El hombre juntó algunas muestras, las llevó a su casa y las guardó en el freezer, luego llamó al 105 y realizó la denuncia pertinente del caso, sin saber a qué se debía semejante mortandad.
A este llamado, Vigilancia Ambiental acudió a la casa acompañado de Guardafauna de la Provincia de Entre Ríos, ya que se trataba de aves, a corroborar a qué se debía. En un primer momento, se creyó que Botnia podría haber tenido algún tipo de relación. Una vez constatado el caso, se libró un acta de denuncia y se dio aviso a las autoridades pertinentes.
Al segundo día, Ignacio Martínez, de Vigilancia Ambiental, junto a José Bohl, veterinario de SENASA, acompañados por el denunciante, acudieron a la zona, donde observaron a la llegada, la gran mortandad de especies de aves, entre ellas cardenales, chingolos, mulatas, tordos, palomas y otras.
Una vez vistos los ejemplares, se descartó la teoría de la contaminación papelera y se recorrió el lugar buscando indicios de cuál era el origen de esta mortandad, se realizaron estudios de hisopado y sangrado en aves de traspatio de algunos vecinos y de alimentos balanceados para feed lot, para descartar la posibilidad de una enfermedad viral.
Mas tarde, luego de hablar con vecinos, se llegó al campo y se descubrió que los animales habían muerto producto de una ingesta con trigo envenenado (entre otros cebos). “Era evidente que el producto, o la forma en que se estaba envenenando, no era selectivo, es decir, que no solamente atacaba a las palomas o loros, considerados plagas, sino que involucraba a otros animales”, explicó el guardafauna Ricardo Rivoller.
Bohl tomó muestras en el lugar y mandó éstas para ser analizadas al laboratorio habilitado por el SENASA, que está haciendo los estudios correspondientes para saber qué veneno fue el usado y donde pronto se tendrán los resultados.
Hay que destacar que una vez que se constató en el lugar esta matanza, y donde se libró otra acta de denuncia, se hizo presente el arrendatario de este campo, que se negó a firmar el documento.
El 10 de octubre, nuevamente se acudió a este campo, pero esta vez visitaron el lugar el ingeniero Roberto Bergara de la Secretaria de Medioambiente de la provincia y la bióloga Valeria Wetzel, de la misma secretaría, y de la dirección General de Agricultura de la provincia Esteban Robledo. En esta ocasión, los representantes de Agricultura llevaron muestras de los granos esparcidos para realizar estudios en laboratorio.
Al otro día, Robledo acompañado por Martínez de Vigilancia Ambiental volvió a visitar el campo, en donde se libró un acta donde se deja constancia que el día anterior se inspeccionó el predio de aproximadamente 100 hectáreas y se observó una gran cantidad de aves muertas y moribundas. En esta ocasión, el responsable del sembrado no estaba presente, en su lugar acudió un ingeniero agrónomo que trabaja para el productor, que se negó a firmar el acta.
Una cifra que queda chica
El pasado jueves, los guardafaunas, Ricardo Rivoller, Alfredo Casella y Carlos Parada, acompañados de Vigilancia Ambiental, se encargaron de la contabilización de los animales muertos en una parte del campo. “Empezamos a trabajar en el lugar, se sacaron infinidad de fotos y se registraron videos que documentan el estado y la conducta de los animales envenenados. Es tristísimo ver un cardenal que viene aleteando y cae al piso, la crueldad del sistema aplicado”, manifestó Casella.
No se puede dar una cifra exacta todavía, debido a que todavía se siguen realizando estudios, pero con seguridad se habla de más de 30 mil aves muertas. “La estimación de miles se hace a través de un protocolo que es oficial y se logra en valor a la cantidad de ejemplares que hay muertos”, contó Casella.
Es cierto que la mayoría de estas aves son consideradas plagas, pero hay un importante número de ellas que no, como ser el caso del cardenal de copete colorado que se puede ver en el video de la web, y más allá de que sean consideradas plagas el control de plagas no es arbitrario.
“Para realizar este tipo de actos, se debe contar con un permiso, debe estar bajo la tutela de recursos naturales y con una verificación previa de un inspector”- declaró Casella- y explicó que en este caso de envenenamiento, hay una segunda cadena que entra en juego, que son los depredadores, como ser los caranchos, la comadreja, los zorros, que al alimentarse de alguna de estas aves pueden morir de la misma forma. “Son tantas las aves que alguna tiene que haber caído al río Gualeguaychú, que está muy cerca del campo, y esa ave puede ser alimento de algún pez, y ese pez luego puede ser ingerido en un futuro por un humano, es un círculo vicioso”- ejemplificó el Guardafauna.
“Para realizar este tipo de tareas, se necesita sí o sí una autorización en la Dirección de Recursos Naturales de la provincia”, manifestó Rivollier, y contó que muchos de estos ejemplares encontrados, la mayoría debajo de los árboles y alambrados, ya que comían el cebo y volvían a posarse sobre las ramas, se encontraban con el buche abierto y las semillas a la vista.
El método de envenenamiento
Este método es usado en muchos campos, pero no se utiliza un cebo envenenado. En esta oportunidad, se sembró girasol, y para que las aves no se coman la semilla sembrada, se puso arriba de ésta, pero a menor distancia de la superficie, una semilla envenenada, la cual puede ser de trigo, soja o maíz.
El ave come esta semilla y vuela a morir debajo de un árbol minutos después de la ingesta.
“Lo más grave de esto es la época, estamos en época de nidificación, eso hay que contemplarlo también, si se ve un cardenal muerto hay quizás una pareja que ya estaba nidificando o hasta incubando huevos, ya se tiene 4 ó 5 aves menos”, explicó Rivollier.
En este caso, hubo acción por parte de las autoridades competentes, se llevaron adelante todas las verificaciones, se labraron las actas y se mandaron las muestras al laboratorio.
Las muestras tienen que autentificar qué tipo de veneno se usó. Ahora todo este tema se encuentra en vías de la Justicia.
Fuente: (Diario Victoria)
Un vecino, que transitaba desde su campo hacia la ciudad, encontró a tres kilómetros del lugar en cuestión, una cantidad importante de aves muertas (16 palomas y 2 cardenales de copete colorado). El hombre juntó algunas muestras, las llevó a su casa y las guardó en el freezer, luego llamó al 105 y realizó la denuncia pertinente del caso, sin saber a qué se debía semejante mortandad.
A este llamado, Vigilancia Ambiental acudió a la casa acompañado de Guardafauna de la Provincia de Entre Ríos, ya que se trataba de aves, a corroborar a qué se debía. En un primer momento, se creyó que Botnia podría haber tenido algún tipo de relación. Una vez constatado el caso, se libró un acta de denuncia y se dio aviso a las autoridades pertinentes.
Al segundo día, Ignacio Martínez, de Vigilancia Ambiental, junto a José Bohl, veterinario de SENASA, acompañados por el denunciante, acudieron a la zona, donde observaron a la llegada, la gran mortandad de especies de aves, entre ellas cardenales, chingolos, mulatas, tordos, palomas y otras.
Una vez vistos los ejemplares, se descartó la teoría de la contaminación papelera y se recorrió el lugar buscando indicios de cuál era el origen de esta mortandad, se realizaron estudios de hisopado y sangrado en aves de traspatio de algunos vecinos y de alimentos balanceados para feed lot, para descartar la posibilidad de una enfermedad viral.
Mas tarde, luego de hablar con vecinos, se llegó al campo y se descubrió que los animales habían muerto producto de una ingesta con trigo envenenado (entre otros cebos). “Era evidente que el producto, o la forma en que se estaba envenenando, no era selectivo, es decir, que no solamente atacaba a las palomas o loros, considerados plagas, sino que involucraba a otros animales”, explicó el guardafauna Ricardo Rivoller.
Bohl tomó muestras en el lugar y mandó éstas para ser analizadas al laboratorio habilitado por el SENASA, que está haciendo los estudios correspondientes para saber qué veneno fue el usado y donde pronto se tendrán los resultados.
Hay que destacar que una vez que se constató en el lugar esta matanza, y donde se libró otra acta de denuncia, se hizo presente el arrendatario de este campo, que se negó a firmar el documento.
El 10 de octubre, nuevamente se acudió a este campo, pero esta vez visitaron el lugar el ingeniero Roberto Bergara de la Secretaria de Medioambiente de la provincia y la bióloga Valeria Wetzel, de la misma secretaría, y de la dirección General de Agricultura de la provincia Esteban Robledo. En esta ocasión, los representantes de Agricultura llevaron muestras de los granos esparcidos para realizar estudios en laboratorio.
Al otro día, Robledo acompañado por Martínez de Vigilancia Ambiental volvió a visitar el campo, en donde se libró un acta donde se deja constancia que el día anterior se inspeccionó el predio de aproximadamente 100 hectáreas y se observó una gran cantidad de aves muertas y moribundas. En esta ocasión, el responsable del sembrado no estaba presente, en su lugar acudió un ingeniero agrónomo que trabaja para el productor, que se negó a firmar el acta.
Una cifra que queda chica
El pasado jueves, los guardafaunas, Ricardo Rivoller, Alfredo Casella y Carlos Parada, acompañados de Vigilancia Ambiental, se encargaron de la contabilización de los animales muertos en una parte del campo. “Empezamos a trabajar en el lugar, se sacaron infinidad de fotos y se registraron videos que documentan el estado y la conducta de los animales envenenados. Es tristísimo ver un cardenal que viene aleteando y cae al piso, la crueldad del sistema aplicado”, manifestó Casella.
No se puede dar una cifra exacta todavía, debido a que todavía se siguen realizando estudios, pero con seguridad se habla de más de 30 mil aves muertas. “La estimación de miles se hace a través de un protocolo que es oficial y se logra en valor a la cantidad de ejemplares que hay muertos”, contó Casella.
Es cierto que la mayoría de estas aves son consideradas plagas, pero hay un importante número de ellas que no, como ser el caso del cardenal de copete colorado que se puede ver en el video de la web, y más allá de que sean consideradas plagas el control de plagas no es arbitrario.
“Para realizar este tipo de actos, se debe contar con un permiso, debe estar bajo la tutela de recursos naturales y con una verificación previa de un inspector”- declaró Casella- y explicó que en este caso de envenenamiento, hay una segunda cadena que entra en juego, que son los depredadores, como ser los caranchos, la comadreja, los zorros, que al alimentarse de alguna de estas aves pueden morir de la misma forma. “Son tantas las aves que alguna tiene que haber caído al río Gualeguaychú, que está muy cerca del campo, y esa ave puede ser alimento de algún pez, y ese pez luego puede ser ingerido en un futuro por un humano, es un círculo vicioso”- ejemplificó el Guardafauna.
“Para realizar este tipo de tareas, se necesita sí o sí una autorización en la Dirección de Recursos Naturales de la provincia”, manifestó Rivollier, y contó que muchos de estos ejemplares encontrados, la mayoría debajo de los árboles y alambrados, ya que comían el cebo y volvían a posarse sobre las ramas, se encontraban con el buche abierto y las semillas a la vista.
El método de envenenamiento
Este método es usado en muchos campos, pero no se utiliza un cebo envenenado. En esta oportunidad, se sembró girasol, y para que las aves no se coman la semilla sembrada, se puso arriba de ésta, pero a menor distancia de la superficie, una semilla envenenada, la cual puede ser de trigo, soja o maíz.
El ave come esta semilla y vuela a morir debajo de un árbol minutos después de la ingesta.
“Lo más grave de esto es la época, estamos en época de nidificación, eso hay que contemplarlo también, si se ve un cardenal muerto hay quizás una pareja que ya estaba nidificando o hasta incubando huevos, ya se tiene 4 ó 5 aves menos”, explicó Rivollier.
En este caso, hubo acción por parte de las autoridades competentes, se llevaron adelante todas las verificaciones, se labraron las actas y se mandaron las muestras al laboratorio.
Las muestras tienen que autentificar qué tipo de veneno se usó. Ahora todo este tema se encuentra en vías de la Justicia.
Fuente: (Diario Victoria)
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